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Colmenar Viejo se alza majestuosamente en un enclave excepcional, acunado por las laderas meridionales de la imponente Sierra de Guadarrama. Su término municipal es el de mayor extensión en toda la provincia de Madrid, solo superado por la capital.

Las excavaciones arqueológicas más recientes, llevadas a cabo en los alrededores de Colmenar Viejo, han desenterrado vestigios que nos permiten afirmar con una confianza inquebrantable la existencia, desde el siglo VI hasta un período que aún no podemos precisar con exactitud, de asentamientos humanos más o menos duraderos, que precedieron a la época de la reconquista y repoblación cristiana.

Este municipio reposa al norte de la capital, a una distancia de 31 km desde Madrid, apuntando hacia la majestuosidad de la Sierra de Guadarrama. Se sitúa en la zona turística de la Cuenca Alta del Manzanares, un rincón de naturaleza y belleza que atrae a quienes buscan la calma y la conexión con el entorno.

Uno de los puntos que atraen las miradas de aquellos que visitan Colmenar Viejo es su iglesia, cuyo proceso de construcción, según su estilo arquitectónico, se inició a finales del siglo XV bajo el mecenazgo de los Mendoza, señores de Colmenar Viejo y del Real de Manzanares. Debido a sus dimensiones notables, la obra no se completó hasta finales del siglo XVI. Su volumen imponente, acompañado de su torre elegante, se erige como el dominante de la localidad. Canteros que previamente habían labrado las piedras del castillo de Manzanares, bajo la dirección del maestro Juan Guas, uno de los destacados exponentes del gótico de los Reyes Católicos, se unieron en la tarea de erigir esta iglesia.

La altitud de Colmenar Viejo sobrepasa con altivez los 880 metros sobre el nivel del mar, en una región que marca la transición entre la llanura y las estribaciones de la sierra. El término municipal abarca una vasta superficie de 218 km2. Además, es el lugar donde se encuentra el Consejo Regulador de la denominación de origen Carne de la Sierra de Guadarrama, una prueba innegable de la excelencia de su ganado vacuno y la importancia de la ganadería en esta región. En 1991, Tres Cantos se independizó del territorio de Colmenar Viejo para erigir su propio municipio. No obstante, este lugar sigue siendo el segundo en tamaño en toda la comunidad autónoma, excluyendo la capital. También destaca como la localidad más poblada en la sierra madrileña, siendo un faro de vida en esta región montañosa.

Históricamente, esta tierra fue célebre por su ganado y una gran riqueza forestal, aunque muchas de estas arboledas han desaparecido con el tiempo. Las canteras de granito, que en su momento fueron vitales, han dejado su huella, y mientras que la piedra de Colmenar de Oreja fue utilizada para erigir palacios y monumentos, la de Colmenar Viejo encontró su destino en la construcción de los miles de chalets que embellecen las localidades serranas.

La etimología de su nombre encuentra su origen en las Relaciones topográficas ordenadas por Felipe II, que relatan la historia de un anciano que vivía en estas tierras y tenía un colmenar, y que ofrecía hospitalidad en su hogar a los viajeros que por allí pasaban. La combinación de "viejo" y "colmenar" dio lugar al nombre que hoy conocemos.

Sin duda, vale la pena visitar el Centro Comercial Mirador. En el pequeño espacio triangular adyacente, se ha creado un singular bosque de grandes rocas, un auténtico ejemplo de las características geológicas únicas de la Sierra de Madrid.

La parte oriental de su territorio forma parte del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Desde Colmenar Viejo parten numerosas rutas para los amantes del senderismo, como la que lleva a descubrir los molinos, puentes y batanes esparcidos por todo el término municipal.

Entre los monumentos arquitectónicos más destacados de esta localidad encontramos:

• La capilla de San Francisco, que data del siglo XVI, una joya de la arquitectura religiosa.
• La plaza de toros, donde se celebran algunos de los eventos taurinos más destacados de toda la comunidad, inaugurada en 1891 y teñida de tradición.
• Los puentes medievales del Gramal y de la Marmota, que nos conectan con un pasado lleno de historias y travesías.
• El puente sobre el arroyo del Espino, un testigo silente del paso del tiempo, que se erige desde el siglo XVI, uniendo pasado y presente.
• La iglesia parroquial gótica de la Asunción de Nuestra Señora, una joya de la arquitectura que fue construida entre finales del siglo XV y principios del XVI, fusionando elementos renacentistas y flamígeros. Su retablo mayor es una galería de tesoros artísticos, incluyendo obras de pintores de renombre como Alonso Sánchez Coello. La torre majestuosa y la portada norte de la iglesia nos dejan boquiabiertos. Este edificio ha sido reconocido como Bien de Interés Cultural por la Comunidad de Madrid, una muestra de la riqueza cultural que atesora Colmenar Viejo.