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Coslada, este tesoro estratégico en el este de la Comunidad de Madrid, se despliega con majestuosidad a lo largo de las orillas del río Jarama, a escasos 10 kilómetros de la imponente capital. Este municipio ha florecido como una joya industrial y logística en el ampliamente reconocido corredor del Henares, una vía económica vital que late en el corazón de la región. Pero lo fascinante es que, aunque forma parte del imponente área metropolitana de Madrid, también comparte un abrazo con un rincón de naturaleza protegida, el Parque regional del Sureste, aunque es cierto que esta porción se limita proporcionalmente dentro de su término municipal.

La vecindad con San Fernando de Henares es algo que se siente en cada esquina, un vínculo casi físico que parece fusionar ambos territorios en una armoniosa sinfonía urbana. Y ni que decir de su proximidad al aeropuerto de Barajas, un puente directo con el flujo internacional de viajeros y mercancías, un puente que conecta esta joya local con el mundo.

Los ecos de su origen romano resuenan en el nombre de Coslada, un misterio que se desentraña en la conjunción de dos vocablos latinos: "cos", que evoca el pedernal, y "late", que se traduce como abundante, como un tributo al pasado geológico de la región. Y para realzar este legado, las canteras de yeso y sepiolita han dejado huellas vívidas, como capítulos concretos en el relato histórico de la zona.

La zona norte de este municipio se convierte en una suerte de crisol industrial y logístico, donde las actividades relacionadas con el transporte encuentran su hogar. Durante la segunda mitad del siglo XX, Coslada experimentó una meteórica ascensión poblacional, pasando de albergar a menos de 4,000 habitantes en 1960 a más de 33,000 en 1975. Testimonio de su desarrollo, un pulso vibrante de crecimiento.

El área arqueológica de El Calvario, con su expediente de bien de interés cultural desde 1991, actúa como un guardián del pasado, un recordatorio tangible de la historia que yace bajo nuestros pies. Pero la vida moderna también late en Coslada, manifestándose en sus propias fiestas, como las de Nuestra Señora del Amor Hermoso, patrona del municipio, que se celebran con alegría durante el segundo fin de semana de junio, añadiendo un toque distintivamente local y festivo a la comunidad.

El punto más alto de esta tierra se encuentra en el parque del Cerro, marcado por el vértice geodésico de nombre evocador: "Canteras de San Fernando", una cumbre que se alza a 657 metros sobre el nivel del mar. Por otro lado, el punto más bajo descansa cerca del hospital Asepeyo, en las orillas del río Jarama, una altitud de 557 metros, estableciendo una diferencia de 100 metros entre estos dos extremos geográficos, como una escala de alturas que teje la topografía de Coslada.

El Puerto Seco de la Comunidad de Madrid es una joya en la corona de Coslada, un título estratégico que le otorga un estatus singular. Aquí, muchas de las empresas de transporte de mercancías más prominentes en España tienen sucursales, una maraña de conexiones y operaciones que enriquece la economía local. Pero no podemos olvidar su cercanía con el Aeropuerto Internacional de Barajas, una sinfonía de vuelos y negocios que dan vida a la actividad económica del municipio.

El respeto por la naturaleza y la defensa del medio ambiente son valores fundamentales en Coslada. El área de Parques y Jardines lleva a cabo una labor invaluable, cuidando y mejorando los espacios verdes, reponiendo flores con amor, realizando podas, controlando plagas y gestionando áreas de juegos para todas las edades. La colaboración con las comunidades de vecinos y las organizaciones ecologistas es una alianza fuerte, una unión que fortalece las zonas verdes y preserva su belleza frente a la especulación urbanística, un regalo para las generaciones futuras.

Coslada, esta perla en el Corredor del Henares, es un lienzo donde la historia, el desarrollo económico y el respeto por la naturaleza se entrelazan en una danza de diversidad y progreso. Su posición estratégica, su crecimiento notable y su compromiso con la calidad de vida de sus ciudadanos hacen de Coslada un lugar en constante evolución, donde el pasado, el presente y el futuro caminan juntos, una sinfonía que conjuga la historia, la industria y la pasión por el entorno en un tapiz vibrante y prometedor.