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Villanueva de la Cañada, ese apacible rincón a escasos 30 km de la metrópolis vibrante de Madrid, emerge como un auténtico tesoro que se encuentra embalsamado en la pintoresca Cuenca del Guadarrama, en el rincón noroeste de la Comunidad. Un entorno geográfico bañado por las aguas que serpentean del río Guadarrama y el río Aulencia, se levanta este lugar mágico que ofrece una combinación única de historia, modernidad y un abrazo sin igual de naturaleza. Aunque el pasado se esconde tras un velo de misterios, las leyendas que lo envuelven sugieren que su nombre original, "La Despernada," guarda el eco de una princesa que, en medio de una cacería, sufrió la fatalidad de un accidente de caballo, fracturando su pierna, encontrando refugio temporal en estas tierras y dando origen al asentamiento que eventualmente florecería allí. Entre las múltiples leyendas que tejen su etimología, esta parece la más verosímil, especialmente considerando que Villanueva de la Cañada era un enclave frecuentado por las aristocráticas cacerías de la Corte en los días del reinado de Enrique IV.

La historia de Villanueva de la Cañada, aunque truncada por la devastación de la Guerra Civil española (1936-1939), encontró un nuevo aliento, reconstruyendo su identidad sobre las cenizas de la localidad arrasada. Este sombrío episodio de la historia dejó magras huellas de su legado histórico-artístico antes de 1939, pero esta adversidad no logró frenar su ímpetu de avance hacia la cultura y la modernidad. A pesar de la ausencia de un patrimonio artístico ancestral, erigió con orgullo un Centro Cultural vibrante y hospitalario, y se erige como la casa de dos prestigiosas universidades, la Universidad Alfonso X el Sabio y la Universidad Camilo José Cela. Estos faros del conocimiento han inyectado vitalidad en el alma de la población, mejorando servicios y elevando la calidad de vida de sus residentes.

En el plano natural, Villanueva de la Cañada es una auténtica joya escondida. Sus bosques exuberantes, habitados por la majestuosidad de las encinas y los álamos, son nutridos por las aguas juguetonas de los ríos Guadarrama, Aulencia y varios arroyos, forjando un ecosistema donde la diversidad de flora y fauna es un tesoro en sí mismo. Su privilegiada ubicación en la comarca del Guadarrama, al oeste de Madrid, le confiere un entorno natural que es inimitable, donde la belleza y la serenidad se enlazan en una danza armónica.

A pesar de su renacimiento relativamente reciente (volvió a la vida en 1940 después de la Guerra Civil), Villanueva de la Cañada ha cuidado minuciosamente la planificación de su urbanismo, dando lugar a un entramado urbano cuidadosamente trazado. Este enfoque en la planificación urbana ha permitido que la ciudad florezca con calles ordenadas y una infraestructura que refleja calidad en cada detalle.

En su vasto término municipal, aún emergen las ruinas del imponente Castillo de Aulencia, situado en las proximidades de la urbanización de Villafranca del Castillo. Este castillo, con su imponente doble muralla, seis torres cilíndricas en las aristas de los muros y un majestuoso torreón central, fue testigo de momentos cruciales de la historia, siendo utilizado como fortín durante la Guerra Civil, en la famosa batalla de Brunete, y esas huellas históricas se mantienen palpables en sus muros.

El núcleo urbano de Villanueva de la Cañada acoge a la parroquia de Santiago Apóstol, una construcción que se erigió después de la Guerra Civil, un homenaje a la originaria. La presencia de dos prestigiosas universidades, la Universidad Alfonso X el Sabio y la Universidad Camilo José Cela, ha inyectado nueva vida y energía a la ciudad, atrayendo a jóvenes estudiantes y enriqueciendo la vibrante comunidad.

Villanueva de la Cañada ha demostrado con valentía que su espíritu es más robusto que cualquier desafío. Su firme enfoque en la modernidad, la educación y la preservación de su entorno natural lo consagra como un lugar excepcional. A tan solo 30 Km de la bulliciosa Madrid, se levanta como un rincón hospitalario, donde la historia se mezcla con el presente, y la naturaleza se entrelaza con la cultura. El Aquópolis de Villanueva de la Cañada, el impresionante parque acuático, es solo uno de los ejemplos del espíritu innovador y la pasión por la diversión que late en esta comunidad.

Villanueva de la Cañada, con su pasado que resurge lleno de esperanza y su presente vibrante, es un testimonio viviente de que las comunidades pueden renacer y florecer, manteniendo en su corazón la esencia de su tierra mientras miran hacia un futuro lleno de posibilidades. Su posición en la comarca del Guadarrama y sus raíces modernas crean una sinfonía donde la historia y la naturaleza convergen, tejiendo un entorno propicio para nuevas historias y experiencias inolvidables. Cada rincón, cada calle adoquinada, cada arboleda cuenta una parte de esta narrativa, una narrativa que, como una pintura en constante evolución, sigue embelleciéndose con cada capítulo que se añade.